domingo, 15 de marzo de 2009

UN DÍA SIN TÍ...

DELIRIO


Quiero con mis pestañas desnudar tu cuerpo
y poro a poro con mi pupila cabalgar tu piel
deslizarme sin temor alguno
por el tobogán de tus gemidos
hasta el punto límite de tu libido
en donde a propósito naufragaré

Quiero ser jinete en el equino de tu lujuria
galoparte con lascivia hasta el atardecer
donde abriré las puertas a la hechizante noche
quien ordenará con su mirada
cada cosa que a su turno debamos hacer

Como hacerme a tu cuerpo
cuando la luna impere el firmamento
compartir las mismas venas
donde la sangre hirviendo quemará al correr

Introducir rítmicamente
mis joyas en el cofre de tu cuerpo
que custodiará tu sudor a cada minuto
hasta cuando nos interrumpa el amanecer.
PECADO DE AMOR

Mi pecado
es desdoblarme
para estar
entre tu rezo
y ser testigo
de que sientas,
lo que yo siento por ti

De que ansíes
sin medidas…
que la noche
llegue a prisa
se detengan los relojes
que la luna nos confiese
las estrellas nos festejen
tomen fuerza las corrientes
el árbol seco
al fin florezca
el silencio
pierda el habla
que tu voz
se haga a mi cuerpo
que te prensa
entre sus ansias.

Que tu gemido sea un himno
mi susurro sea tu arrullo
mi mordisco un beso tenue
y mis dedos alpinistas
en los picos de tu cuerpo.

Que mi fuerza venza el miedo
de un amor que rete al cielo
que la tierra al fin de fruto
que las uvas sean pasas
y que el alba nunca llegue.
PEREGRINO

Soy un peregrino
friolento, sediento
y hambriento

Que busca abrigo
en tu sedosa, salobre
hechizante, nocturna
y melada piel.

Soy un peregrino sediento
que busca en una gota
de tus púrpuras labios
desmembrar tus palabras
ahogarse en tus gemidos
quizá… saciar su sed.

Soy un peregrino hambriento
que busca con el banquete de este poema
devorar a mordiscos tus miedos
y con cada sílaba
arrancar tu estorbosa ropa
y bocado a bocado
ingerir cada poro
engullirte con mis besos
desnudarte con mis ansias
adobarte en mi deseo
crucificarte en mi lecho
o en lácteo manantial de mi querer.

En donde tus asustados ojos
extasiados en sus orbitas
suplicantes solo pregunten
si debo partir un día
y si procuraré volver.


DELIRIO
No. 3

Vuelan mis orgasmos
Y se quedan en las paredes
Mordisqueando tus placeres
Coqueteando a mi maldad
Vuelan tus suspiros
Y mí mirada humedecida
Vuela mi risa entre tu vientre
Buscando en la cavidad de
Nuestros deseos
El pasillo hacia tu altar

Vuela el rumor
De nuestros cuerpos
Buscando la ruta
Hacia las corrientes
Que se aprisionan
En nuestros ojos;
Vuela tu perfume
Aquí en mi pecho
Erectando mis pudores
Vuelan mis labios
Entre tus poros
Excitando las preguntas
De si el tiempo se ha hincado
O somos nosotros desdoblados
En el filo de las horas
Cocinando los segundos
En la hoguera
De nuestro quimérico amar.


CONSTERNACIÓN

Sentir desgranarse mis labios
desde el aconcagua de tu cuerpo
que mis manos tejen tus suspiros
y se pierden en tus cabellos

Que mi voz
se tatúa en tu alma
mis deseos en tus adentros
que mis venas son laberintos
que la salida está en tu puerto

Que nuestro lecho
es aceite hirviendo
más que un volcán
cuando interrumpen su sueño

Que mis labios están tiritando
esperando le arropen tus cálidos besos
que mi mirada deambula perdida
buscando la luz de tu acantilado secreto

Que te tengo tan cerca y no adviertes
que gimo al sentir que me hundo
en tu pensamiento
que mi proa espera atracar
en la correntosa bahía de tu yacimiento.

Que te ansío con la misma locura
que gorgojo un trozo de leño seco
y que te sufro cuando reacciono
y solo te tengo mientras deliro
bajo el febril veneno de mis deseos.




ME GRITARON RARO
A la doctora Martha Gómez


Me tacharon a mí de raro,
Porque idiomas no hablo más de tres;
“Oiga sequen”,
“Cómo has tao”,
“Cómo fue”,
“Tonces” qué,
“La parce”…

Porque no me hago
Las trenzas
Y las orejas me ahuequé

Porque no camino de medio lado
Con pasos dobles
Y resquebrajado

Me tacharon a mí de raro,
Porque el pelo no me quise suavizar;
Pero ¿por qué?
Maldita sea!
Si esa no es mi identidad.


RECETA DE AMOR
No. 1

Tu sonrisa rayada en
1 copa de besos,
500 gr. de caricias con
3 cucharadas de susurros,
1 gota de sangre en
1 litro de sudor,
1 pocillo de gemidos licuados con
3 dientes de tus labios húmedos por
1 grito de amor molido en el adobo de
1 lengua traviesa,
1 pizca de dolor en el ponche de
1 sacaroso éxtasis.
Tus instintos precosidos
En la olla de mis deseos
El crujir de tu espalda
Bajo mi pecho triturador
3 onzas de mimos y abrazos
1 taza de tus fuerzas sin aliento en
20 gotas del opio de tu mirada
Harina de tu piel
20 milímetros de lactosa hirviente
5 minutos bajo una sábana blanca y
1 brecha de mil años repitiendo en entremés
2 huevos criollos
360º de temperatura corporal
Sexo al Gusto.


POEMA V

Mi negra
Me espera,
Aún sabiéndome distante.
Me espera,
A la orilla de mis sueños
Asomada con desespero
En la vagina de sus deseos…
Me murmura mientras la abordo,
Me canta mientras la remo,
Me besa mientras naufrago,
Y me implora mientras me bebo gota a gota
El yodado río que humedece el lecho
En el que noche a noche
La siembro y La cosecho.



escríbeme al correo: delathorre@yahoo.es

La Fémina Voz del Museo Rayo...

Colombia no sólo es pasión, que se puede percibir en el ambiente, en cualquiera de los escenarios en los que nos encontremos. De igual manera, es un país cimentado sobre sueños, que deben parirse en silencio; dado que el ejercicio de expresarlos resulta casi siempre fatal para quienes lo intentan.
Es un territorio en el cual por tradición se nos ha silenciado a todos, en particular, la voz de la mujer, que históricamente se ha relegado en los diferentes espacios que permiten la construcción de “nuestra sociedad”, en tal sentido día a día se convierte en un imperante que se construyan nuevos espacios en los cuales éstas, puedan expresar su sentir y su pensar frente a todo cuanto acontece, sin embargo, aún estamos a la espera que gestas como la que hoy cumple su XXIV versión sobre los hombros de Águeda Pizarro de Rayo, pueda ser emulada por otros que incluso cuentan con mayores alcances.
Desde hace 24 años, el Museo Rayo se viste de Fémina, se viste de Valle del Cauca, Antioquia, Amazonas, Guajira, Cauca, Cundinamarca; se viste de Chocó y se viste de Bolívar… para recibir de “brazos abiertos” a cada una que obra como embajadora de la realidad que padece, convirtiéndose en el único lugar que en este país que a la fecha, crea un diálogo entre Palenqueros, Guambianos y Wayuu comprensible entre sí, aunque cada uno este hablando en su propia lengua. Es el único lugar que permite que se mimeticen entre la multitud las diferentes etnias, clases sociales, convicciones políticas, ideológicas y religiosas, incluso analfabetas; sin que ello sea un impedimento para ofrecerse un abrazo espontáneo, fraterno y sincero; es el único lugar donde las palabras son utilizadas para expresar su sentir “ser” sin que estén previamente condicionadas por los intereses de unos pocos, es el único lugar en el que la palabra tiene color y forma, donde el arco iris puede ser también blanco y negro, y donde la noche presta su vestido a la paleta.
Rememoramos a Circe, hermosa y terrible, otro de los agonistas simbólicos que la intuición de Homero somete al estudio ulterior de la epistemología, quien descendía de Helios, deidad solar, y de Persa, criatura marina. Reunía, pues, atributos de energía, por el sol, y de versatilidad, por el océano. (1)
Águeda Pizarro de Rayo, es una mujer Neoyorquina de descendencia Catalana y Rumana por parte de sus padres; doctora en Filología Romana y Francesa, con una maestría en arte de la Universidad de Columbia y honoris-causa en historia de áreas latinoamericanas, quien de los brazos de Omar Rayo sienta raíces en Roldanillo (Valle del Cauca).
Águeda Pizarro, así como Circe a Odiseo y su tripulación, nos conjura a encontrarnos en su morada que en este caso ya no será en la isla Ea, sino en el Valle del Cauca y no sobre un profundo Valle entre un bosque de encinas, sino entre módulos acariciados por cintas y figuras geométricas delineando al universo, conocido como el Museo Rayo.
Odiseo, permaneció durante cinco años, que para él fueron cinco días, bajo las más exquisitas atenciones en la isla Ea, ante el encantador hechizo de la complaciente Circe; en nuestros caso tendríamos que hablar de cinco siglos de emoción, misticismo, pasión, locura, anhelo, amor y odio, configurados en la mágica danza de palabras bajo el ritual al que nos exhortan las mujeres poetas de Colombia, amazonas de vocablos, de versos y canciones, amalgamados sin temores en el crisol de la esperanza.
Han pasado cinco siglos, que tendremos que recordar la vida entera, en el que las voces tímidas pero preñadas de la emoción de las mujeres que asisten por primera vez al encuentro, se entre cruzan entre los módulos, con la de aquellas que se sienten nuevamente en casa y las escuchan con esmero recordando igual su primer momento.
En nuestro siglo tercero se rinde homenaje a Beatriz Castelblanco de Castro, un ejemplo de vida, una mujer curtida por las palabras que hoy es un símbolo para quienes la preceden, y homenaje póstumo a Aurora Arciniegas; una de las grandes poetas Colombianas y de las pioneras de este encuentro, a Ninfa Aurora Rodríguez; una de las primeras mujeres negras que llevaron su voz al museo y Matilde Espinoza, quien perteneciera a la real academia de la lengua; que han dejado en su obra, un legado invaluable a las letras Colombianas. En medio de un diluvio de sentimientos, la presentación de tres libros “Abalenga” de María Teresa Ramírez, “Negra Soy” de Mary Grueso Romero, “Analogías y Anhelos” de Elcina Valencia Córdoba; Poetas a quienes el año pasado, Águeda Pizarro de Rayo denominara “Almanegras” en una categorización como “madres poetas” provenientes de la Costa Pacífica, así como “Almadres”, estableciendo una equivalencia con Meyra del Mar, Aurora Arciniegas, Guiomar Cuestas, Dora Castellanos, Gloria Cepeda y Marga López... en otros contextos.
Hablar de este XXIV Encuentro de Mujeres Poetas Colombianas del Museo Rayo, tiene que ser hablar de la sensibilidad que aún se ergulle en los corazones de estas ensirenadas de la palabra, tiene que ser hablar de la reclamación histórica de María Teresa Ramírez en cada verso, tiene que ser recordar con dolor, con alegría y pasión la voz en esta negra, a los palanqueros, así como la necesidad de seguir insistiendo al mirar con encanto y asombro como se mantienen antecedentes tan bien atesorados en cada muestra de los Guámbianos de Silvia (Cauca).
Cada presentación se convierte en una nueva indescriptible fantasía para nosotros, se con se convierte en una nueva cita con lo desconocido, se convierte en una ronda acrobática hiperbólica y metafórica, mientras realizamos un paseo por el Pacífico; en cuanto escuchamos la voz de trueno de Mary Grueso Romero; manifestando su orgullo de “ser” y sentirse negra, trasladándonos una y otra vez a su terruño para enseñarnos a conocerlo, reconocerlo y valorarlo, a través de los espejos de su alma, que en sus labios, se convierten en poesía.
Así como las “Almanegra” María Teresa, Mary y Elcina y como los indígenas de Silvia, siguen llegando quienes para nosotros guardan con cuidado la esencia de su cultura. Escuchamos conjugarse el amor y la ternura en la voz de Dionisia Moreno Aguirre, la fluctuación del erotismo entre los cuatro elementos, atrapados en la canción hablada de María de los Ángeles Popov; así, como la maestría y madurez del verso de las Almadres Dora Castellanos, Gloria Cepeda y Marga López, sin embargo, importante resaltar intervenciones memorables como la de Lorena Torres Herrera; quien nos lleva a navegar igual entre olas “en canoas de nostalgia y atarrayas de olvido”, recordando la mitológica creencia del afrodisíaco encanto natural de la mujer del Pacífico en su poesía “Tomasa”, la travesía que al negro le ha llevado siglos para ocupar nuevamente posiciones de decisión y respeto en la “lista negra” y nos reafirma que hay rasgos indiscutibles de identidad que simplemente se deben continuar fortaleciendo y proyectando en el tiempo.
Palembiano (2), es la lengua que aparece en el diálogo creado entre las culturas palenqueras y guambianas por parte de sus embajadoras, para expresar nuestro respeto, nuestra valoración y nuestro orgullo. Este encuentro, que acoge a todas las mujeres que se le aproximan en el marco de su realización, ha sido capaz de posibilitar a poetas ágrafas como Encarnación García, tatuar en el papel su obra, y expresarse a través de su inocencia.
Mirar cómo llegan mujeres en romería a cada minuto, mientras se desliza el tiempo entre las figuras del maestro Omar Rayo sujetando nuestros sueños, llenándose de entusiasmo y encanto, aquellas que ya se encuentran instaladas en el evento, a quienes vemos que cuando se abrazan, se entregan en una mirada su fascinación sincera.
No puede ser gratuita la emoción de Guiomar Cuesta, Dora Castellanos, ni las lágrimas de María Teresa, mientras Águeda Pizarro deshojaba con sutileza la historia en la presentación de sus publicaciones. Toda vez, que se visibiliza todo cuanto ha representado abrirse caminos a brazos partidos, para lograr los espacios que hoy merecen; y cómo en un silencio ensordecedor y profunda devoción, la asistencia plena escucha anonadada a la Gran Almadre Meyra del Mar, quien con cada vocablo que va hilando en sus labios, redefine la fuerza y celeridad de nuestras palpitaciones.
Águeda Pizarro, quien a pesar de ser norteamericana, se siente tan Colombiana como cualquiera de las mujeres que asisten al encuentro, tuvo a buena hora la visión histórica de aprovechar la cobertura que ofrecía el Maestro Omar Rayo a través del Museo, logrando que sus congéneres salieran del anonimato y abriesen un espacio a la literatura femenina, reuniendo todas las formas de expresión literaria, donde cada año, tienen la feliz oportunidad de expresar sus pensamientos y sentimientos por medio de la palabra (3).
Esta mujer, poseedora de una sensibilidad infinita, ha hecho de sus pares amazonas, quienes cabalgan o naveguen entre nuestros pensamientos, ondeando para siempre sus voces y sus versos en nuestros recuerdos. Agradecemos al Maestro Omar Rayo, al Museo Rayo, y a quien en lugar de Águeda Pizarro, debiéramos llamar desde ahora Circe.

Jeferson Torres Guerrero, Adrian Fernando Zamora D.



(1) La isla de Circe se ha identificado con el Promontorio Circeo que aun hoy aparece como isla ante los ojos desprevenidos del navegante. Bradford comenta que en Terracina hubo un antiguo culto a Feronia, divinidad de la floresta y las fieras, la que presidía también la liberación de los esclavos (Ulysses Found, pág. 89 y sig.), En ello sigue a VÍCTOR BÉRARD, en Les Phéniciens et L'Odyssée, t. 11, págs, 280 y sigs. (2) Término que acuña Gustavo Adolfo Ríos Abad -Consejero Académico de la Universidad del Valle-, al encuentro de las etnias palenqueras y Guambiana. (3) Semblanza de Águeda Pizarro de Rayo- Mary Grueso Romero-.